RUTA EN LA MANGA
MAR MENOR-MURCIA
22 de febrero de 2022

ITINERARIO DE LA RUTA
Iniciamos la ruta en la Playa del Estacio y pasamos por el restaurante Paquebote, el Puerto Deportivo Tomás Maestre, el Puente y Torre del Estacio, Residencial Las Palmeras, Residencial Dos Mares, Euromarina Tower, Urbanización Las Góndolas, Urbanización Veneziola Golf, Puente de la Risa, Urbanización Arenales de San Pedro, donde se encuentra el vértice geodésico, Las Encañizadas y volvemos por la misma ruta en sentido inverso.






La Manga del Mar Menor es una lengua de tierra entre dos mares asentada sobre un cordón litoral situado en el sureste de la península ibérica que, tras su urbanización en la segunda mitad del XX, es un centro turístico de gran importancia.
Pertenece a los municipios de Cartagena en su parte sur y San Javier en su parte norte, y han constituido un consorcio para administrar la zona. La parte situada al norte del canal de las Encañizadas, que da continuidad al cordón litoral, forma parte del espacio protegido de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar y pertenece a este término municipal.
El cordón litoral que forma La Manga está estructurado desde el cuaternario por la colmatación natural de sedimentos arenosos procedentes del norte, especialmente los aportados desde la desembocadura del río Segura, que chocaban contra el Cabo de Palos y se iban depositando sobre las elevaciones de tipo volcánico de Calnegre y Monte Blanco, así como los escollos de areniscas terciarias de los promontorios del Pedrucho, Estacio y Punta de Algas, hasta que hace unos dos mil años se cerró casi por completo formando la albufera del Mar Menor.
Además, La Manga es la causante de la formación del Mar Menor. Sus orígenes geológicos se remontan a la Era Cenozoica, cuando se estaban formando las montañas Béticas y el Mar Menor era una bahía abierta al Mar Mediterráneo. Como consecuencia de los plegamientos y alzamientos que se desarrollaron hace unos 10 millones de años, la enorme cubeta del Mar Menor recibió gran cantidad de sedimentos procedentes del Campo de Cartagena que fueron colmatando la bahía.
Durante estos últimos 2000 años existieron periodos en los que el nivel del agua sufrió fluctuaciones. De ese modo se considera que en el siglo XVII su nivel sería unos veinte o treinta centímetros superior al actual.
El cordón litoral de La Manga tiene 21 km de longitud y se extiende desde el Cabo de Palos hasta las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. Con una anchura entre 100 y 1.200 m separa parcialmente el Mar Mediterráneo del Mar Menor.
Su máxima elevación la constituye el afloramiento volcánico de Monte Blanco con una altura de 46 metros sobre el nivel del mar. Por su situación geográfica, en La Manga aparecen escasas precipitaciones, siendo las que se producen de carácter torrencial en muchas ocasiones, con una temperatura media anual de aproximadamente 18 ºC. Cuenta con más de 3.000 horas de sol al año.
Al oeste de esta lengua de tierra queda el Mar Menor que está configurado como una Albufera comunicada por unos canales, denominados "golas", por medio de los cuales el agua se intercambia con el Mar Mediterráneo que se encuentra al este. La gola central o de El Estacio es una ampliación artificial y proporciona acceso al puerto deportivo. Sin embargo existen las golas naturales de Ventorrillo y El Charco en la zona de Las Encañizadas y la completamente artificial de Marchamalo (norte) por las que se producen los intercambios entre ambos mares.
Hasta el siglo XVI, La Manga estuvo cubierta de una espesa masa vegetal. Este bosque litoral fue arrasado por orden del rey Felipe II para evitar que los piratas berberiscos aprovecharan su espesura para esconderse en él.
En 1573 el alcalde mayor de Cartagena intentó tender una trampa a los corsarios emboscándose en la vegetación, pero los dichos moros vinieron cubiertos de enebros y sabinas hasta que estuvieron encima del alcalde mayor y todos los que estaban con él, los cuales no pudieron hacer nada para evitar el ataque.
En 1582 las autoridades pensaron en una solución radical: eliminar toda vegetación de La Manga, porque así se descubría mejor al invasor y podrían andar seguros, descubriendo las entradas y salidas del enemigo.
En la actualidad, la mayor parte del espacio de La Manga es terreno urbano y sólo se conservan pequeñas manchas de lo que fue su vegetación originaria y las múltiples dunas de arena que salpicaban toda su extensión.
El parque natural de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar se encuentra en el límite norte de La Manga y es el mejor espacio representativo de los diversos ecosistemas que formaron en la antigüedad este cordón litoral. Se encuentra protegido con la categoría de parque natural, así como Lugar de Importancia Comunitaria y Zona de Especial Protección para las Avesdentro de la Red Natura 2000 de la Unión Europea.
Las salinas de Marchamalo se sitúan en el extremo sur de La Manga y se encuentran incluidas dentro de los denominados “Espacios abiertos e islas del Mar Menor”, al igual que la playa de las Amoladeras, están protegidos con categoría de parque natural, así como LIC.
En 2012 se llevaron a cabo en este espacio de las Amoladeras tareas de restauración ambiental.
La presencia del hombre más antigua documentada en La Manga se remonta al periodo Eneolítico, ya que se han encontrado vestigios de un poblado de esa época en la playa de las Amoladeras. En este espacio se ha documentado y excavado un poblamiento prehistórico, del final del Neolítico y la Edad del Cobre, datado entre el 2500 y el 1800 antes de Cristo. Dicho poblamiento, en opinión del profesor García del Toro, estaría constituido por una serie de cabañas circulares, rodeadas por un muro fortificado, similar al existente en el Cabezo del Plomo de Mazarrón. Estaría habitado por una sociedad de cazadores y recolectores, especialmente centrada en la pesca y el marisqueo. Algunos objetos procedentes de las excavaciones realizadas en este espacio pueden verse en el Museo Arqueológico Municipal de Cartagena. Desde 1987 está declarado como bien de interés cultural (BIC).
En la antigüedad, el cordón litoral de La Manga no cerraba completamente el paso al Mar Menor, lo cual permitía la navegabilidad de la laguna durante el periodo de las colonizaciones fenicias, griegas y romanas.
Un ejemplo de estas rutas marítimas a través de La Manga lo constituye el poblado ibérico de Los Nietos, junto al Mar Menor, descubierto en los años sesenta y que en el siglo IV a.C. ejercía el papel de base comercial de la zona en la que se intercambiaban productos derivados de la minería por mercancías procedentes de Grecia, Campania y el Mediterráneo oriental.
El proceso de desamortización sacó a subasta pública los terrenos el 10 de enero de 1863 y fueron adquiridos por diversos propietarios. En 1956 Tomás Maestre Aznar consiguió disponer de casi todo el terreno y comenzó con el proceso para su urbanización.
En 1970 contaba con quince viviendas, pero en 1981 habían ascendido a 4.730 lo que refleja una urbanización acelerada.
A finales del siglo XX se podía considerar como el único espacio turístico especializado en la Región de Murcia que podía ofrecer más de 3.000 plazas hoteleras.
La principal actividad económica es el turismo y los servicios asociados al mismo, sobrepasando el número de turistas foráneos (sobre todo extranjeros) a los de la Región.
Las actividades predominantes están relacionadas con el ocio, existiendo una gran oferta de las mismas, así como de deportes náuticos, sobre todo vela y submarinismo.
Es de destacar la lodoterapia, considerada como la mayor zona al aire libre de toda Europa. Sus lodos se toman libremente en las Charcas de las Salinas de San Pedro, en Lo Pagán.
La promoción de la zona llevó a que se rodaran varias películas: en 1969 se rodó “La vida sigue igual”, protagonizada por Julio Iglesias. En 1970, y protagonizada por Manolo Escobar y Concha Velasco, se rodó “En un lugar de La Manga”, y en la década de los 80 la película erótica “Al sur del Edén”.
El censo de La Manga, en 2014, ascendía a algo menos de 17.000 habitantes, aunque en época estival se alcanzan los 200.000.
Al pertenecer entre los municipios de Cartagena y San Javier existen discrepancias en su funcionalidad, por lo que ha habido movimientos ciudadanos que han solicitado la segregación.

FAUNA Y FLORA DEL MAR MENOR.

Encontramos diferentes comunidades vegetales. Así, sobre los arenales de Lo Poyo, Las Amoladeras y el Carmolí crecen la azucena de mar y el cuernecillo de mar. En los saladares aparecen las salicornias, las sosas, las siemprevivas, los juncos y el taray.
En la Marina del Carmolí se asienta una estepa salina de gran interés dominada por el albardín, junto con otras gramíneas y algunos ejemplares de taray. En los cabezos e islas aparecen diversas comunidades de matorrales mediterráneos adaptados a las elevadas temperaturas y escasas precipitaciones, con especies como el araar o sabina mora, el palmito, el arto, el cornical, el lentisco y diferentes especies de jara.
Una de las peculiaridades del mar interior es la vegetación que se asienta sobre los substratos blandos, esto es, fango y arenas. La mayor parte de ellos están cubiertos por praderas de clorofíceas, fanerógamas adaptadas a la vida marina.
Existe una enorme biodiversidad faunística en el Mar Menor, desde poríferos (esponjas) y cnidarios (anémonas y medusas) hasta moluscos, crustáceos, equinodermos y peces. Uno de los grupos de animales más notables en este ecosistema único es el de los moluscos y crustáceos, algunos son de gran importancia en las cadenas tróficas o como recursos pesqueros.
La diversidad de peces dentro de la laguna salada del Mar Menor es sobresaliente. Los podemos encontrar en todos los ambientes que proporciona este ecosistema y a distintas profundidades. Los peces son un elemento de gran importancia dentro del ecosistema lagunar, sus funciones van desde ser alimento a otras criaturas hasta ser ellos mismos cazadores o agentes limpiadores de la laguna.
Las finas arenas existentes en el fondo de la laguna no desarrollan grandes masas de vegetación pero acogen a una de las especies más conocidas: el langostino del Mar Menor. Es un típico habitante de los fondos arenosos de La Manga, además de ser objeto de una importante pesquería debido a su alto valor comercial. También destaca la presencia del caballito de mar y el fartet, pez endémico del litoral levantino.
Pero las aves son el grupo faunístico mejor representado, pues este enclave es de vital importancia para muchas especies de aves acuáticas que encuentran aquí lugar de descanso en sus pasos migratorios, un lugar de cría en época de reproducción o un sitio donde habitar permanentemente. Podemos ver chorlitejos patinegros, cigüeñuelas, archibebe común, charrancito, gaviota de Audouin, flamenco, tarro blanco, garceta común, etc.



3 comentarios:

  1. Un itinerario atípico, para como siempre un día inolvidable.

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  2. Entre el azul del cielo y el mar caminamos hasta los arenales y las salinas disfrutando de la brisa, el sol y la compañía. Con este bonito blog siempre podremos rememorar. Gracias

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  3. Ruta fácil y placentera. Hemos disfrutado del mar menor.

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